El valle toma su nombre de las tumbas suntuosamente amuebladas que se construyeron aquí para los faraones de las dinastías XVIII, XIX y XX.
A diferencia de las tumbas piramidales, que anteriormente se habían favorecido, estas tumbas consisten en una serie de pasajes y cámaras excavadas en la roca.
Al igual que las cámaras internamente de las pirámides, estas estaban destinadas solo a la admisión del sarcófago: los templos dedicados al culto de los faraones muertos se construyeron en la meseta.
Las tumbas suelen tener una sucesión de tres corredores que conducen a sus recovecos más recónditos.
El tercer corredor conduce a una recibidor, más allá de la cual se encuentra la cámara principal, su techo a menudo sostenido por pilares, con una cavidad en el adoquinado en la que se depositó el pesado sarcófago de piedra.
Próximo a la cámara principal hay varias cámaras subsidiarias.
Donado que se creía que el hombre muerto, acompañado por el dios del sol (o tal vez habiéndose convertido en uno con el dios del sol), navegaba por el inframundo de sombra en un tarro, las paredes de las tumbas se adornaban con frecuencia con textos y escenas que representaban a este dios. delirio e instruir al muerto sobre su curso.
Las escenas y los textos se tomaron principalmente de dos libros estrechamente relacionados entre sí.
El primero es el Obra de lo que hay en el inframundo, que tiene 12 capítulos, ya que se pensaba que el Inframundo (Duat) estaba dividido en 12 partes o cavernas, correspondientes a las 12 horas de la sombra.
En el centro de cada una de estas escenas hay un río en el que el dios del sol con inicio de carnero y su tren navegan en la barca solar, dispensando brevemente luz y vida. Las orillas del río, en lo alto y debajo, están pobladas por espíritus, demonios y monstruos, que saludan al dios sol cuando pasa y rechazan a sus enemigos.
El segundo vademécum se conoce como el Obra de las puertas, que igualmente proxenetismo sobre el delirio noctívago del sol a través de las 12 partes del inframundo.
Entre estas diversas partes hay enormes puertas custodiadas por serpientes gigantes, cuyos nombres debe conocer el muerto. Dos dioses y dos serpientes que escupen fuego vigilan el golpe y saludan al dios sol. En otros aspectos, la concepción del inframundo es similar a la del primer vademécum.
Un tercer trabajo se puede chillar El delirio del Altísimo Sol a través del inframundo. Representa al dios del sol dirigiéndose a los espíritus y monstruos del inframundo, que están exactamente representados en largas filas.
Otros textos utilizados en la adorno de las paredes de las tumbas fueron los Alabando a Re (o Invocación de Re) y el Obra de la Transigencia de la Boca.
El primero, que aparece en los dos primeros pasillos, contiene un himno al dios sol, a quien el muerto tuvo que invocar con 75 nombres diferentes cuando ingresó al inframundo por la sombra.
Este posterior enseña las diversas ceremonias, que debían realizarse frente a la estatua del difunto para que comiera y bebiera lo que se le había dispuesto en el sepulcro.