
El Archipiélago de Madeira se halla en el Océano Atlántico, a seiscientos km de la costa africana de Marruecos y al norte del Archipiélago Canario.
Madeira es reconocida en el mundo entero como la isla de la eterna primavera, como «el jardín del Atlántico», ofertando la ocasión de descubrimientos y sensaciones a lo largo de todo el año, que pensamos que solo es posible en destinos lejanos y exóticos.
¡Rodeado de un océano que resguarda el territorio y la población de esas actitudes que caracterizan nuestra vida rutinaria inmersa en el agobio!
El sol, que acentúa los tonos de la naturaleza, es una presencia incesante la mayor parte de los días del año, ofertando uno de los mayores rayos de sol del continente europeo.
Por su conformación impermeable, que forma escarpados barrancos, las playas naturales están formadas por guijarros, mas asimismo hay playas de arena clara trasladadas desde Marruecos.
Para efectuar espléndidas excursiones se pueden emplear las conocidas «levadas», incontables canales de distribución de agua en la zona.
Esta obra de ingeniería hidráulica, en empleo desde hace por lo menos 4 siglos, aparte de repartir agua para el riego de tierras hortícolas, es una genial vía de comunicación para llegar a las tierras de cultivo, de esta manera para llegar a las localidades desperdigadas en la zona.
Las espléndidas costas ofrecen imágenes salvajes y siempre y en todo momento renovadoras, estimulando las sensaciones más ocultas al descubrir la fuerza de la naturaleza que ha creado y dado forma a este territorio durante los milenios.
Un territorio que por su diversidad, logra satisfacer los deseos y anhelos de probar nuevas experiencias, que todo visitante desea satisfacer. En Madeira es posible descubrir diferentes territorios todos y cada uno de los días, lo que hace bastante difícil opinar que siempre y en todo momento estás en exactamente la misma zona.
Una isla que deja aprovechar el aspecto más moderno y libre de lugares “mágicos” que recuerdan cuentos infantiles de bosques encantados y cuentos de hadas, en los que el humano todavía vive con sentimientos ligados a la naturaleza.
Una región que deja aprovechar el aspecto marítimo, ofertando espacios y localizaciones donde nada te hace arrepentir de las playas y balnearios más conocidos por la población turista.