Valencia. Una ciudad de la que nunca me cansaré. Quizás porque mi mejor amiga vive allí y cualquier excusa es buena para ir a visitarla. Quizás porque Valencia tiene algo que te empuja a descubrir siempre un detalle nuevo. O quizá porque créeme, en Valencia se respira un aire diferente que sólo encontrarás en esta ciudad. Para visitar en cada temporada.
El clima es tan suave que nunca encontrarás días muy fríos, ni siquiera en pleno invierno, ni el calor sofocante de muchas otras ciudades europeas.
En primavera descubrirás los maravillosos colores de la Rosaleda y del Turia: ¿cómo no recorrer toda su longitud, rodeado de verdor y flores fragantes? Estuve allí un mes de mayo y tengo recuerdos de rosas encantadoras y un sol agradable.
Pero también estuve allí en invierno, cuando la oscuridad envuelve por primera vez la ciudad antigua y la colorea con el amarillo de las farolas. Encantador.
Y en verano, donde Valencia te recibirá con kilómetros y kilómetros de playas doradas.
Falta el otoño, pero ya sabéis que es mi estación favorita. Me encantan los colores y todas sus tonalidades.
Valencia es una ciudad que se adapta a todas las necesidades: es excelente para viajeros de bajo coste, dadas las conexiones directas baratas y el nivel de vida que te permitirá disfrutar de la ciudad sin gastar una fortuna.
Es perfecto para jóvenes que quieran encontrar diversión y entretenimiento nocturno, así como para parejas que busquen una aventura romántica.
Y es ideal para familias con niños y adolescentes: ¿sabías que allí se encuentra el acuario más grande de Europa? ¡¡¡La he visitado y os puedo garantizar que es preciosa incluso para los que ya no son niños (además de ser una de las obras más bonitas de Calatrava)!!! 🙂
¿Y queremos hablar de comida? Paella valenciana, tapas, cerveza, sangría, churros con chocolate caliente o orchata (bebida típica imposible de describir con palabras)… ¡¡¡tampoco te decepcionarás desde este punto de vista!!!